Un mirador colgado de un acantilado, en la antigua GC-200 en dirección norte, sobre un acantilado que cae en vertical hasta el inmenso azul
del océano Atlántico. Desde allí se distingue perfectamente ‘la cola de
dragón’, una pared de acantilados costeros con cumbres en zigzag que
recuerda al monstruo mitológico.
Es un lugar icónico en el municipio, con espectaculares propiedades para la visualización de las estrellas, ya que tiene un fácil acceso por la antigua carretera que llegaba a La Aldea y por sus amplias vistas en todos los horizontes.