Tan misterioso como llamativo es este polígono que decora el polo norte de Saturno. Hace poco hablamos de él, de hecho, reuniendo las posibles explicaciones que los investigadores dan para que se dé esta formación única en nuestro sistema solar.

El hexágono de Saturno lleva ahí, que se sepa, más de 30 años terrestres. Su investigación es compleja dada la lejanía del planeta y la aparente naturaleza del fenómeno, de ahí que se intente conocer mejor con modelos informáticos.

Uno de los más aceptados es el del equipo de Morales-Juberías, al igualar muchas de las propiedades observadas en dicho hexágono, como las velocidades de fase, de los vientos, los vértices o los patrones de las nubes. Pero de momento lo único que podemos es realizar estas aproximaciones, sin saber aún a ciencia cierta qué es el hexágono y el porqué de su forma.

Según el modelo del equipo, la formación del hexágono se debería a la consecuencia de los fenómenos que se dan, por una parte, en la zona alta de la atmósfera y por otra en la zona baja. Un gran flujo de aire realiza una trayectoria curva en dirección este cerca del polo norte de Saturno por la zona alta de la atmósfera, mientras que por debajo (donde la velocidad del viento se reduce) surge una estructura hexagonal por la conjunción de vientos cruzados con el flujo de aire original.

Otro modelo posterior es el de la Universidad de Harvard, con unas conclusiones similares: la forma hexagonal se debe a la organización de los grandes ciclones que lo rodean (a grandes rasgos, como si seis ciclones limítrofes la aplastasen por seis lados). Lo que sabemos: el hexágono de Saturno es un cúmulo de vientos que alcanzan velocidades mayores a 300 kilómetros por hora, cuyos lados miden unos 13.800 kilómetros de longitud. Lo que no: composición, estructura, formación o edad.

Categorías: Sistema Solar