La exploración espacial tiene los ojos puestos en Marte, no en vano, si miramos al otro planeta vecino lo que vamos a encontrar es un infierno. Venus, al estar mucho más cerca del Sol que la Tierra y Marte, cuenta con unas condiciones extremadamente dura. Y esto hace que el caótico entorno de Venus sea de lo más interesante.

Independientemente de que Venus sea de un tamaño y una composición casi idéntico a la Tierra, el hecho de que esté más cerca del Sol hace que todo sea completamente diferente. Un día en Venus implica que primero debemos llegar a Venus. El viaje hasta ahí, bueno, no es tan complejo. Aterrizar en su superficie es otra cosa. Tendríamos que atravesar su ácida atmósfera repleta de nubes tóxicas y con temperaturas extremas.

Al llegar a la árida superficie y aterrizar correctamente, nos encontraríamos con unos agradables 720 °C de temperatura promedio. El efecto invernadero está bien presente en Venus, donde las nubes que tapan por completo y de forma constante el planeta han hecho que todo sea un horno gigantesco. Las altas temperaturas se dan en todo el planeta, independientemente de que sea el ecuador o los polos de Venus.

Estas nubes también hacen que no veamos Sol alguno, por muy cerca que nos encontremos de él. Difuminan por completo los rayos del Sol y sólo vemos un amarillento y anaranjado cielo constante. Pero si uno piensa que las vistas son lo de menos, hay más. Hay que tener en cuenta la presión del aire dentro del planeta, unos 90 bares. Para ponerlo en contexto, es como estar a unos 900 metros en el fondo del océano. El aire, evidentemente, no se podría respirar por un humano.

Si estas condiciones no echan a uno para atrás, lo que se encontraría es un amanecer que sale por el oeste en vez del este. Esto se debe a que Venus rota en el sentido contrario a la Tierra. Sería un amanecer extremadamente lento, ya que el día ahí no dura 24 horas como aquí sino 2.802 horas. Esto son unos 117 días terrestres. Si uno se pone a correr en dirección este sin parar nunca puede estar viendo el Sol continuamente sin que se haga de noche.

Y bueno, nada de inviernos donde desciendan las temperaturas. El efecto invernadero del planeta hace que sean altas temperaturas todo el año y también de noche como de día. Hablando de años, Venus tarda uno 224 días en dar la vuelta al Sol. O lo que es lo mismo, unos dos días en Venus.

Vía | Space

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